Nunca sabremos si fue un error, un dictamen del destino, un castigo del cielo o todo a la vez, pero lo real es que el reggaetón invadió a los Estados Unidos como si fuera un feroz virus informático. Mientras Ricky Martin o Shakira tuvieron que modificar sus letras al inglés para ingresar en el mercado estadounidense, artistas como Daddy Yankee, Don Omar o Tego Calderón se mandaron casi de contrabando y plantaron con orgullo la bandera de su idioma. A la lista de conquistadores, también, habría que agregar el estilo pionero de Vico C. Hoy a los 35 años, el rapper nacido en Brooklyn y criado en San Juan de Puerto Rico bajo el nombre de Luis Armando Lozada Cruz, es una de las luminarias con más brillo del reggaetón, un género que otorgó la materia prima fundamental para que el hip hop se renueve en todas sus formas. Un fugaz repaso por la vida de Vico C, desprendería aristas que sellan su personalidad, definen su estilo y dibujan trazos pictóricos. Accidentes, perdidas, drogas, alcohol, pandillas, prisión, fueron los niveles de un infierno que el autor de “Saboréalo” tuvo que sortear. Hoy, de espalda a los excesos y en comunión directa con su religión cristiana, quien es apodado como el “Filósofo del Rap” prepara sus valijas para viajar a la Argentina. No sin antes conversar con 10Música y darnos una lección de humanidad en la siguiente entrevista exclusiva.
¿Cómo influyó el rap norteamericano en tu carrera?
Lo que me inspiró definitivamente, casi a finales de los 80’s fue Run DMC. Simplemente me inspiraron porque eran parte de una cultura hip hop, donde estaba el breakdance, porque yo bailaba. Yo tomaba casi todos los elementos de este mundo del rap y Run DMC, como también del reggae, y fueron grandes influencias hasta cierto punto. Cuando yo empecé a evolucionar, a desarrollar mi música con fusiones e innovaciones, Run DMC dejó de ser mi influencia para crear. Pero sí, fue la inicial, la más grande para ingresar al arte del hip hop.
¿Por qué crees que el reggaetón se convirtió en un movimiento cultural tan fuerte?
Lo primero que me viene a la mente con tu pregunta es que el reggaetón se hace fuerte porque era necesario. Cuando nosotros empezamos en los 80’s, a nivel hispano, para las masas estaba el grupo Menudo en su apogeo, donde se enfilaba más hacia la imagen. También, lo que más se escuchaba era la salsa, pero yo la veía como música de mis padres. Por otro lado, veníamos nosotros viviendo cosas duras de la vida y teníamos una manera de expresión fuerte, literalmente hablando. Estábamos necesitando algo con lo que identificarse como individuo en todo el sentido de la palabra. Aparte de que a nivel de ritmo, también estábamos necesitando de algo propio, porque la salsa no es muy fácil de bailar, la masa no era muy rockera porque el rock era de clase media pa’ arriba. Yo era super fanático de Menudo (risas) pero como músico necesitaba otras cosas ¿me entiendes?… el sabor de la realidad en las letras. En ese sentido, el reggaetón y el rap son primos.
¿Qué opinión te merece lo que han realizado colegas tuyos como Calle 13, Tego Calderón y Daddy Yankee?
Bueno… los Calle 13 son muy talentosos y a nivel musical han aportado mucho al género reggaetón, han traído la nueva era. A nivel musical, Calle 13 era necesario. Tego Calderón fue otro artista necesario cuando llegó y mostró su habilidad para las letras, expresión, tema y contenido. El traía cosas de la conciencia, a nivel político/social revolucionó el área lírica del género. Y el Yankee, de todos los del género, es el que más tiene a nivel comercial y de la industria. También es el que más elementos tiene a nivel físico, de imagen. Tiene ritmos pegajosos y esto no quiere decir que sea mal artista, pero no es de los favoritos míos. Sin dudas, ha sido el más exitoso. Admiro sí, su persistencia, porque muchos lo conocen a partir de “Gasolina” pero Yankee lleva 10 años.
Tu álbum, En Honor a la Verdad, tiene textos que son muy crudos de lo que fue tu vida. ¿Por qué decidiste mostrarte de manera tan abierta?
La mayoría de las letras de ese disco las escribí en la cárcel. Yo había tenido una recaída y estuve 6 meses en la cárcel. Yo le agradezco a Dios porque esa experiencia me ayudó mucho. Fueron 6 meses de rehabilitación total. En ese entonces yo tenía mucha bronca, mucha rabia… Ese tiempo me hizo reflexionar mucho y, como podrás imaginar, en la cárcel no hay mucho que hacer y hay mucho espacio para la reflexión. Así, surgieron temas y más temas que son pura verdad. De eso se trata: no son temas que hablan en honor a la venganza o a la violencia o a los instigadores de la violencia, sino en honor a la verdad tal como es.
¿El hecho de haber pasado por adicciones y por la prisión, modificó tu manera de vivir, de acercarte al arte?
Eso lo que hizo fue aplastarme la vida en un momento dado. El disfrute de hoy, que yo tengo con mi familia y mi vida, es por mi forma de pensar, y no porque haya tenido una experiencia mala y ahora me veo mejor y comparo. Porque, en cualquier momento, como ser humano, uno puede tener una recaída. La adicción es un problema. Pero, lo que yo he aprendido en el camino y en la iglesia con los consejos del pastor, me ha dado una base que puede aguantar columnas bien puestas en su lugar.
¿Cómo repercute desde lo humano el hecho de ganar premios Grammy y al poco tiempo estar preso?
La parte humana mía la tengo que ligar a mi manera de pensar. Tengo que acoplarla, disciplinarla a como yo pienso. Dicen que tú eres lo que comes y eso no es así. Tú eres lo que tú piensas. Por lo tanto, si yo equilibro mi manera de pensar y disciplino mi parte humana, no importan lo cambios que te depare la vida. Los cambios los veo como un detalle nuevo y no como algo que defina mi vida. Lo que define mi vida es lo que pienso. Sea pobre o rico, libre o en la cárcel, son mis pensamientos. A mí, un uniforme de preso no me cambia: yo no nací con ese uniforme. En la cárcel me trataron como mierda. Tenía al lado mío a un violador y yo estaba ahí por posesión, por un problema propio y no porque le haya hecho daño a otra persona. Sin embargo a todos nos trataban igual y esa era una de mis rabias con la institución de la cárcel.
Y en ese camino por mejorar, ¿no te ejerce una presión extra que te califiquen como “El filósofo del rap”?
No, porque mientras viva y mientras grabe, voy a plantear lo que entiendo yo que es la verdad y a amenizar las cosas a través de las canciones. Eso es compatible con mi vida. No me molesta. Obviamente, en este género del hip hop, la imagen de malo vende más que la imagen de bueno. Mi propósito no es con una imagen sino con la sociedad.
Gustavo Bove |
1 comentario:
Vico C... Un capo.
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